Descripción

En plena transición democrática española, un joven y provocador grupo de artistas y arquitectos empezaba a plantar las semillas de lo que se transformaría en la multicolor explosión de los modernos bares de noche, muy numerosos en los primeros ochentas, que tanto contrastaban con la triste y menestral Barcelona de aquellos años. Àngel Jové fue uno de esos conspiradores urbanos.

La lámpara Babel alude a la inacabada torre bíblica donde las lenguas se confundieron, víctimas de su ambición. Pero esta vez la mirada es diferente: la totalidad de su rotundo cuerpo está perfectamente acabada, la torre está completa y luce con desafiante poder de convocatoria. El hecho de usar exclusi­vamente alabastro, macizo o vaciado, era entonces una verdadera provocación al gusto dominante. El alabastro se consideraba un material kitsch, sin la fortaleza constructiva del mármol ni la nobleza traslúcida del ónix, y era apenas utilizado por la industria del souvenir para turistas.

Por su proceso artesanal no hay dos unidades iguales, pero son todas ellas un lúcido manifiesto a la con­versación en la noche. Una lámpara monumental y muy llamativa, que convoca todo tipo de confidencias incluso en los lenguajes más privados.